lunes, 30 de octubre de 2017

SOY VIENTO

Encerré un día la ilusión de ser,
tras una enorme puerta de 10 cerraduras.
La bloqueé con 10 inexpugnables y macizos candados
Pero no fue suficiente.

Reforcé con madera de ébano sus esquinas.
La aseguré con 10 gruesas y pesadas cadenas.
Y aún así no fue suficiente.

10 años de frío, olvido y silencio.
Tampoco fueron suficientes.

Un día, fuera de toda previsión,
el parte meteorológico anunció un vendaval de fuerza 7.
Cuando alcanzó mi puerta,
hizo saltar en 1000 pedazos todos los cierres.
Las visagras,
que tanto tiempo la amarraron a los muros de la oscuridad,
explotaron y se desintegraron en diminutas partículas.

Derribado el portón,
el extraño vendaval vino directamente hacia mí.
Era tan potente, fresco, y chispeante
que supe que debía rendirme a él,
sin mediar resistencia alguna.
Entonces,
esperé el momento preciso,
me encaramé a mi alfombra yóguica, y de un salto,
subí a la cresta de la corriente ventosa,
deslizándome, cual surfista, por el labio de la ola.

Dejé que el aire penetrara mis poros,
dejé que limpiara con minucia mis vértebras.
Me dejé, recorrer de arriba a abajo, de dentro afuera,
vibrando y temblando en cada una de mis células.
Me dejé propulsar durante kilómetros a la velocidad del sonido,
hasta que el vendaval y yo, fuimos la misma cosa.

Desde entonces,
viajo y me desplazo con certeza,
cabalgando mi antigua y sabia alfombra
(aquella que contiene todos los mapas,
aquella que conoce todas las rutas).

Ahora, actúo conforme a mi naturaleza propia.
Muevo, empujo, giro, balanceo...
Limpio, oxigeno, refresco, calmo...
Transporto, transmito, comunico...
Soplo, silbo, susurro...
cuento, canto...

Por fin soy feliz, permitiéndome SER VIENTO,
mientras vuelo hacia las estrellas en mi alfombra.


Céfiro, viento del oeste.




miércoles, 18 de octubre de 2017

AMOR A PRIMERA VISTA

Él me eligió hace más de año y medio
aquel inolvidable 23 de julio.

Se aproximó a mí desde el fondo de la sala.
Sin titubeos, se abrió paso entre los demás.

Se sentó a mi lado
con una rotundidad absoluta,
sorprendente, desconcertante.
Con la seguridad de que ese era su sitio.

Sin pedir permiso, se apoyó sobre mi costado izquierdo
y allí descansó su cabeza, confiado,
con la certeza de un amor duradero
con la intuición de un hogar cálido.

Nada sabía de mí
nuna me había visto
no me esperaba en su vida y no le importó.

Simplemente me vió
y supo que yo era para él.

Me dejé llevar por su intuición
con la tranquilidad de que, a veces
la vida elige por tí...
y elige bien!

Al tiempo, me dí cuenta de que,
él era justo lo que necesitaba
y también yo lo era para él.

Juntos saboreamos cada día
sin importarnos nada más.

Juntos jugamos, cazamos
y corremos uno tras otro hasta caer desplomados.

Brincamos como posesos en el sofá
y nos escondemos detrás de las almohadas.

Oteamos por las ventanas
y estamos atentos para atrapar
algún ser alado o alguna estrella fugaz.

Nos tumbamos en el suelo e imaginamos
secretos y recónditos lugares que explorar.

Dormimos hasta que nos duele el cuerpo
nos desperezamos y bostezamos sin pudor.

Nos levantamos en medio de la noche
balbuceamos y pululamos por la casa como lunáticos insomnes.

Y cuando soñamos con temibles lobos
nos acurrucamos el uno contra el otro hasta que llega el alba.

Comemos vorazmente, con alborozo
lamemos los platos complacidos,
sin importarnos los protocolos.

Pasamos las horas escudriñando el infinito,
lo plegamos, lo arrugamos y lo lanzamos
de uno a otro confín.

Y al final del día,
nos echamos tripa arriba
abiertos, confiados, agradecidos a la Hermana Luna
por regalarnos este amor tan intenso, salvaje, intuitivo, real.


       






domingo, 15 de octubre de 2017

UNIVERSO FRIDA

Cuando observo el negro lomo de Frida,
es el primigenio Agujero del universo lo que estoy descubriendo.

Cuando noto vibrar su garganta,
es una potente explosión de supernova lo que estoy presenciando.

Cuando toco su blanca panza,
es nieve recién caída lo que estoy palpando.

Cuando me acerco sutilmente a su suave pelo,
son puros cúmulos, estratos y nimbos lo que estoy respirando.

Cuando examino sus gráciles movimientos,
es la armoniosa mecánica celeste la que estoy admirando.

Cuando le miro fíjamente a los ojos
es auténtico enamoramiento lo que inunda mi pecho.

Cuando Frida
me observa,
me nota,
me toca,
se acerca,
me examina,
y me mira fíjamente a los ojos...

SÉ que estamos hechas de la misma materia primigenia,
potente, pura, armoniosa,
sutil, celeste, universal.

Y saberlo...
me reconforta,
me esperanza,
me acompaña,
me libera
y me hace ser feliz.
  (me hace SER)