miércoles, 2 de julio de 2014

LA MARIPOSA DE COLOR SANGRE

Fotografía. Anabel Garay. 2014

Es una mariposa de color sangre,
y recorre a cámara lenta mi oscuro y húmedo salón,   
iluminado por varias teas.

Tiene un tamaño descomunal,
y un tono rojo sangre, intenso, 
con reflejos dorados y transparencias.

No posee cabeza, ni tórax, ni abdómen ni extremidades.
Sólo unas alas enormes, como velas de un navío.
Se agitan con languidez, 
haciendo flotar el encarnado velero por la estancia. 

Observo el espectáculo desde mi butaca, extasiada, 
me acomodo mi foulard rojo, de seda interminable,
tan largo que da dos vueltas a mi garganta y aún toca el suelo...

Cuando el extraño ser llega a mi costado,
desaparece, cual buque fantasma,
y en su lugar se muestra una mariposa sanguina, 
mucho más menguada.

Ésta se posa con decisión en el extremo de mi foulard. 

Se para un instante,
y siguiendo, lo que adivino como una bien perfilada hoja de ruta
avanza, asciende, escala, lentamente por él. 
Pero sin pausa.

Mi admiración se torna vertiginosamente en pánico,
¿qué quiere de mí? ¿qué pretende?
Consternada en mi butaca, el miedo me encoge, me inmoviliza.

Mi foulard, me ahoga, me aprieta cada vez más, conforme ella va trepando.

A unos centímetros de mi cara, 
compruebo que la mariposa tiene la misma textura y color que mi foulard,
comprendo, ahora, aterrada que son de la misma materia.

A punto de encumbrarme y alzarse sobre mí, 
siento un vuelco, una tremenda sacudida,
un golpe brutal que me aturde, me asfixia, 
creo que voy a fenecer.

Tras varios resuellos, por fin recupero el aliento, extenuada

Abro los ojos, 
mi visión ahora es inusual, panorámica.
El salón, la butaca, las paredes, las luces
se muestran como una realidad extradimensional, casi alienígena.

Poco a poco, 
me voy acostumbrando a esta increíble forma de percibir mi alrededor,
Extiendo mis extremidades vigorosamente, 
hincho mi abdómen, 
despliego mis alas de color sangre

... y emprendo el vuelo.